Como bien saben los exportadores, a raíz de la disrupción provocada por el Covid-19 en la industria del transporte marítimo y logístico en su conjunto, los tiempos de tránsito han sufrido importantes modificaciones, extendiéndose en varios días más de lo que era normal antes de la pandemia.
Ante tal situación, las compañías aseguradoras que ofrecen pólizas en transporte marítimo han debido realizar una serie de ajustes en sus condiciones de cobertura, con énfasis en la extensión del retraso que debe sufrir un transporte para ser considerado un siniestro susceptible de indemnización. Podemos decir que, de acuerdo a las señales que ha dado la industria, un retraso debe extenderse por lo menos 10 días para poder ser considerado como tal.
En este escenario se debe tener especial cuidado al realizar las respectivas reservas de espacio o “bookings” con las navieras, situación en la que intervienen los llamados freight forwarders. Esto debido a que las compañías de seguro del rubro han solicitado a sus asegurados tener especial diligencia en dos asuntos:
- Verificar que el booking refleje la situación actual de retraso y que éste no ofrezca ETA´s impracticables o no ajustados a la realidad actual. Por el contrario, estos bookings deben ofrecer tiempos de tránsito realistas.
- Monitorear el estado de tráfico y/o posible congestión en el puerto de destino de la carga antes de embarcar, con el propósito de anticipar cualquier situación que implique, en definitiva, un retraso en el arribo de la carga.
Estos dos puntos están íntimamente relacionados con el servicio que prestan los freight forwarders a las compañías exportadoras, ya que son ellos los que, por un lado, gestionan los bookings solicitados por sus clientes y, por otro, actúan como mandatarios para cumplir lo solicitado por sus clientes de la manera más fiel y diligente posible. Esto es hacer transportar la carga, velar por el cumplimento de los tiempos de transporte ofrecido en los bookings por parte de las navieras y, en general, gestionar todo lo necesario para que la carga encomendada llegue a su destino de acuerdo a los requerimientos que le fueron ordenados.
La recomendación a los exportadores es que contacten a sus respectivos freight forwarders, con el objeto de revisar de que ambas partes acuerden los mecanismos necesarios, y así minimizar el riesgo de que una carga transportada finalmente quede fuera de cobertura por un retraso que pudo ser evitado.